Bertolt Brecht: un teatro para tiempos oscuros
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Cuando Bertolt Brecht nació en 1898 se volvió parte, sin quererlo, de lo que Hannah Arendt (1990) llamó la primera de tres generaciones perdidas. Fueron sus coetáneos quienes se inventaron ese nombre; después de haber vivido las trincheras y los campos de batalla de la Primera Guerra Mundial, ¿cómo iban a ser capaces de vivir vidas normales? “La normalidad era una traición a toda la experiencia del horror” (p. 205). En vez de traicionar eso que les era más propio, dice Arendt, preferían perderse, “perderse para sí mismos y para el mundo” (p. 205).
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