Mil palabras en acción
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La reforma académica que está teniendo la Universidad requiere de muchos cambios para alcanzar la meta de ubicar al estudiante en el centro de la atención de toda la comunidad académica y administrativa. Este proceso ha implicado, con base en estrategias novedosas, proyectar nuevas miradas hacia el fortalecimiento académico, al igual que potenciar y detectar las habilidades blandas, que hoy, más que nunca, cobran interés en la formación profesional y personal.
Los semilleros de investigación se constituyen en espacios donde, además de enriquecer el conocimiento sobre un tema, se dan encuentros entre pares que comparten intereses y se piensan a sí mismos ya como futuros profesionales en biología. Para que ocurra esta sinergia, se requiere de un profesor como Vladimir Minorta, que ha logrado reunir en este increíble espacio del SIBUC las habilidades, estilos, ritmos y necesidades de cada uno de los integrantes del semillero, que comparten su interés por la botánica.
Y es que un semillero, por ser de estudiantes, debe nacer de su iniciativa, hecho que en el SIBUC es increíblemente claro: los une el interés formal e investigativo sobre aspectos botánicos que contribuyen a su formación en investigación. Les abre el espacio para la reflexión, la crítica y la aplicación de lo que están aprendiendo. Los resultados que el SIBUC ha tenido hablan por sí solos; sus integrantes tienen un espacio donde exponen sus trabajos de investigación, comparten y discuten.
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