Una nueva música, una nueva escucha: tiempo, espacio y escucha en la música contemporánea
Contenido principal del artículo
El escenario compuesto por la música académica contemporánea se encuentra en una coyuntura muy particular: si, por un lado, la historia de la música occidental lo ubica como un periodo en la misma línea histórica que comparten las tradiciones musicales del pasado occidental, ese mismo pasado fundamenta un conjunto de principios o ideas que parecerían excluir a la música contemporánea de su círculo. El término que utiliza Natalia Castellanos para identificar la dimensión tradicional de la música en nuestra cultura es la práctica común; expresión engañosa y de difícil acotación, útil no obstante, para referirse a una corriente caracterizada por la naturalización del binomio sí es música- no es música, por una concepción ontológica de las obras musicales que las asimila a su condición de objeto o partitura, y por un conjunto de procedimientos o maneras de aproximarse al fenómeno musical, entre los cuales la escucha resulta privilegiada, pero restringida en una homogenización que sugiere una forma única y singular de escuchar. Sin ningún asomo de duda, las ideas vinculadas a la práctica común se desarrollan en la estela de la modernidad, al tiempo que hacen eco de sus principios filosóficos, artísticos y políticos, como ha sido bien explicado dentro del libro.