Conversaciones entre creación literaria y performance: excursiones de la literatura en el campo expandido
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Fronteras y creación artística
¿Puede considerarse arte una expresión que no se anima a transgredir sus fronteras, que se conforma con una serie de parámetros establecidos y aceptados, e instala su evolución y sus dinámicas dentro de esa “zona de confort”? ¿Es arte una actividad que emprende su intención de renovación sin reconocer que toda expresión artística es incompleta y tal vez insuficiente para abarcar nuevas perspectivas sobre la experiencia humana? Por otra parte, ¿podemos hablar de las artes como una serie de compartimientos estancos, autónomos, que no dialogan entre sí?
La tradición del arte se ha encargado de responder muy bien a estas preguntas. Allí donde se han transgredido los límites, allí donde el creador ha tensionado al máximo sus posibilidades, donde se ha tomado atrevimientos que nadie antes había intentado, han surgido esas obras paradigmáticas, de ruptura, que han traído consigo transformaciones y nuevos aires a tradiciones que se creían inamovibles.
Basta citar algunos ejemplos de la literatura. Miguel de Cervantes, en Don Quijote de la Mancha, reunió en una misma obra expresiones de la oralidad, cuentos, canciones y juegos metaficcionales, en una amalgama que sacudió lo establecido hasta entonces. Edgar Allan Poe, en sus cuentos, trastocó por completo las nociones del cuento tradicional e introdujo atmósferas, exploraciones psicológicas, historias estremecedoras e incluso dio vida a un nuevo género, el policíaco, impensable hasta entonces. James Joyce, con su Ulises, trastocó por completo la convencionalidad del lenguaje, la sintaxis e incluso la inteligibilidad del relato, para establecer diálogos con el inconsciente que escandalizaron y maravillaron al mismo tiempo.
En la segunda mitad del siglo xx, escritores latinoamericanos como Julio Cortázar, Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Juan Rulfo, Alejo Carpentier, Octavio Paz, entre muchos otros, pusieron a dialogar la narrativa con la poesía, con el ensayo, con la crónica, con la arquitectura, con la fotografía y con el cine. En esta serie de exploraciones, que las nuevas generaciones continúan hasta la actualidad, los límites entre los llamados géneros literarios se desdibujan cada vez más, y con mayor frecuencia se habla de hibridaciones o géneros mixtos.
De hecho, esa misma noción de género literario resulta cada vez más sospechosa. Para el escritor contemporáneo, la mutua contaminación entre la ficción y la no ficción, los vasos comunicantes entre la narrativa, la poesía, el ensayo, el guion, el teatro, el cine, la novela gráfica, la música, la escultura, la pintura e incluso las nuevas propuestas que están surgiendo en el universo de la virtualidad son perspectivas que no escapan a sus búsquedas creativas.
En este panorama, la conferencia de Juliana Borrero, “Conversaciones entre literatura y performance: excursiones de la escritura en el campo expandido”, que presentamos a los lectores de los Cuadernos de la Lectio, no puede resultar más oportuna. Se trata aquí del diálogo entre el texto escrito y el performance, una experiencia de “literatura expandida” que trastoca las nociones tradicionales de la creación literaria, que se aleja del texto escrito al propiciar experiencias sensoriales que interrogan de otras maneras al lector-espectador y nos traslada a un universo en el que incluso las concepciones de “autor” y “obra” empiezan a ser cuestionadas.
De regreso al comienzo de estas palabras liminares, si entendemos la práctica artística como aquella que no se acomoda dentro de sus límites, sino que se atreve y que transgrede de la mano con la constante evolución de la experiencia humana, resulta pertinente y bienvenida esta mirada sobre un diálogo del que las dos partes, literatura y performance, sin duda saldrán enriquecidas.
Óscar Godoy