Odiar la literatura
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En estos tiempos de incertidumbre y odio, mucho odio; tiempos en los que los gigantes se disfrazan de molinos de viento para enfrentar a la otredad como si de enemigos se tratase; tiempos en los que cabalgar en pro de nuestros sueños tampoco parece posible, no por su posible trasfondo de quimera, sino por su aniquilación por vías del exterminio o el desprestigio, la pregunta por la literatura sigue siendo urgente. Si no hay en la obra literaria una acción orientada a utilidad alguna y tampoco una referencia al uso del lenguaje, al menos no directamente, ¿qué es lo que importa cuando nos preguntamos por la literatura? Tal vez la cuestión no está enfocada en los fines que se buscan, sino en los procesos que esos fines implican en la conciencia colectiva e individual: todas las batallas perdidas de Don Quijote y su negativa a claudicar nos incitan a no aceptar convertirnos en el Alonso Quijano que muere sin sus utopías.